El médico Erasistrato fue llamado por el anciano rey de Siria para que curara a su hijo enfermo.
Después de un atento examen del paciente, Erasistrato pidió que todas las mujeres de la corte desfilaran frente al enfermo. Al pasar la joven y bella esposa del rey, madrastra del muchacho, el pulso del enfermo se aceleró.
El médico comunicó su diagnóstico al rey, quien se separó de su esposa y la casó con su hijo.
sábado, noviembre 13, 2004
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