Conocí Cantona este fin de semana, y es majestuoso, vale la pena conocerla.
Cantona, descubierta a mediados del siglo XIX por Henri de Saussure, es una ciudad que apenas empieza a ser conocida por el público, aunque desde hace cinco décadas los saqueadores sabían de su existencia. Varios miles de fosas excavadas por éstos quedaron como indicio de la rapiña en esta zona arqueológica, la más grande las localizadas en la cuenca oriental, extensión que comprende gran parte del estado de Puebla.
(Foto de Jesús Guzmán Moya con Sony Cyber-shot DSC-R1)
Hoy, después de tres años de restauración, un área de Cantona ha sido habilitada para su visita, mientras los arqueólogos, dirigidos por Ángel García Cook, analizan los materiales escultóricos y cerámicos que hasta ahora se han podido rescatar.
Esta ciudad, cuyo desarrollo se dio del 600 al 1000 d.C., tiene un área de 12 km2, y aunque la zona trabajada representa menos de 1%, es una buena muestra de la gran extensión que abarcó. Cantona, rival de Teotihuacan (a la que obstaculizó el paso de mercancías contribuyendo a su declinación), se convirtió en uno de los estados más fuertes del periodo Epiclásico, pero fue abandonada en 1050 debido a cambios climáticos que desecaron la región y a la llegada de grupos chichimecas.
Situada entre los 2500 y los 2600 msnm, la llanura en donde se sitúa Cantona es bastante fría y seca. Está limitada al norte por la Sierra de Zacapoaxtla y al oriente por la sierra que inicia en los volcanes Atlitzin y Citlaltépetl y termina en el Cofre de Perote. Los vientos que llegan a esta región, conocida también como llanos de San Juan, arrastran muy poca humedad debido a que el agua de las nubes que ascienden del Golfo de México se precipita de manera abundante en las cadenas montañosas antes mencionadas. En otros tiempos, un sistema de ríos alimentado por los cerros circundantes, hacía de este valle un lugar mucho más fértil, además de que representaba un sitio estratégico, pues dominaba el paso de los mercaderes que transitaban de la cuenca de México hacia la vertiente del Golfo.
(Foto de Jesús Guzmán Moya con Sony Cyber-shot DSC-R1)
Una de las mercancías controladas por los habitantes de Cantona fue la obsidiana, extraída en gran parte del volcán Citlaltépetl y trabajada en múltiples talleres de la ciudad. La región en sí tiene una fuerte presencia volcánica, ya que cerca se encuentran el volcán Pizarro y el Cofre de Perote, así como las lagunas de Alchichica y Quechulac, formadas por calderas volcánicas.
Cantona se edificó sobre un derrame basáltico del volcán Jalapasco, y como sus estructuras se levantan sobre la roca volcánica, le dan una apariencia sui generis. El paisaje está dominado por un sinnúmero de plantas desérticas entre las que predominan yucas, magueyes, nopales y palas, además de algunas coníferas que los restauradores han procurado conservar. Las construcciones se hicieron aprovechando lo escarpado del terreno, sin guardar una simetría como la que presentan, por ejemplo, Teotihuacan, Xochicalco o Monte Albán. Asimismo, las partes más altas del derrame basáltico se destinaron para la acrópolis, donde se sitúan las estructuras más importantes y donde residían los dirigentes.
Hasta ahora, el equipo de arqueólogos ha podido identificar tres amplias unidades en Cantona: la Centro y la Norte, con alrededor de 3.5 km2 cada una, y la Sur, con 5 km2, que es donde se asienta la acrópolis y el área rehabilitada para su visita. Sin embargo, debido a un intenso trabajo en toda la ciudad, se han localizado también alrededor de 500 calles y 3 000 patios habitacionales.
Cantona es considerada la ciudad más urbanizada del México prehispánico. Su extensa red de comunicaciones, con calzadas de hasta 1 km de longitud, permitía un fuerte control de sus habitantes. Además, existían calles amuralladas que bien podían cerrarse fácilmente en caso de una invasión. Desarrollada en una época de fuertes conflictos sociales, Cantona se fue convirtiendo con el tiempo en una fortaleza.
El gran número de juegos de pelota identificados en esta ciudad (24 hasta ahora, de los cuales 10 se encuentran en la acrópolis) es clara muestra de la importancia que se le daba a las ceremonias religiosas. Y entre éstas la decapitación y la mutilación fueron frecuentes y con toda seguridad estaban relacionadas con la fertilización de la tierra. Se ha encontrado también gran cantidad de esculturas fálicas tanto en los juegos de pelota como en plazas y otros lugares de Cantona, y fueron descubiertos nueve falos y dos hachas votivas colocadas sobre un conjunto de restos humanos y otras ofrendas, al pie de la pirámide más grande de todo el sitio, en la llamada Plaza de la Fertilización de la Tierra.
Uno de los aciertos del equipo que ha trabajado en Cantona es la colocación, junto a cada estructura, de letreros explicativos en idiomas español, náhuatl e inglés. La presencia indígena es muy fuerte en la región y muchos de los visitantes son de las áreas circunvecinas.
Otro rasgo que ha llamado fuertemente la atención de los arqueólogos es el estilo constructivo de Cantona, donde no se empleó cementante alguno. Las piedras fueron dispuestas unas junto a otra y las hendiduras sólo fueron rellenadas con tierra. El éxito de tal estilo de construcción se demuestra después de un milenio en que las estructuras han soportado las inclemencias del tiempo, además de la acción destructiva de los saqueadores durante medio siglo.
Transitar por Cantona nos da la sensación de visitar una fortaleza. Hegemónica como debió ser su presencia en la cuenca de Oriental, sus enemigos, como en el caso de Tenochtitlan, también debieron soñar con someterla.
(Foto de Jesús Guzmán Moya con Sony Cyber-shot DSC-R1)
El periodo Epiclásico representó el cambio de los estados sacerdotales a los estados militares, y estos últimos nunca abandonaron la práctica del sacrificio e incluso la acentuaron, como sucedió en Cantona. Contrariamente a la edificación y los estilos arquitectónicos de grandes ciudades como Uxmal o Tajín, por ejemplo, que se realizaron en épocas de relativa tranquilidad, en Cantona se observa que las construcciones fueron levantadas con premura, ya que su objetivo primordial era la defensa. Levantar muros contra los posibles invasores se convirtió para los habitantes de Cantona en una necesidad mucho más inmediata que construir un templo para congraciarse con los dioses.
Independientemente del criterio que sobre los habitantes de Cantona se pueda tener, el hecho es que la ciudad constituyó un estado con una compleja organización. Investigar el grado de influencia que ejerció sobre las ulteriores ciudades del altiplano es una tarea que los arqueólogos se esmeran en llevar a cabo actualmente.
6 comentarios:
Oye que hermoso vale...
Lo voy a invitar a mi salon y nos da clases de Historia Universal te parece?
Muy lindo post...lo felicito
Besos de oso
jejjeejej Gracias Nairo, pero... ¿besos de oso? ¿no serán de osa?
Aaaaaaaaaaah! Qué bonito! Yo fui a Cantona hace como cuatro años, es una belleza el lugar.
A mí me fascinan los sitios arqueológicos, me parecen de lo más enigmático, misterioso, un viaje al pasado indudablemente. Todo lo que el guía nos iba diciendo yo me lo imaginaba.
Nos dijeron que a cierta distancia, atravesando algo así como una alfombra de tierra (o arena, no sé) había unas pinturas rupestres... y ahí vamos mis amigas y yo, jejejeje, nos llenamos de polvo y arena hasta donde no, y jamás encontramos las dichosas pinturas.
Pero las pirámides me encantaron, el lugar es muy grande y hermoso.
Me trajo lindos recuerdos su post Doctor. =)
Saludos.
Acúsome Chucho de que aunque Cantona está apoco más de una hora de Xalapa, no he ido; mis papás han ido ya más de dos veces, les impresiona el lugar, sobre todo por lo extenso. Tu post me ha hecho reflexionar y prometo ir a Cantona en fechas próximas. Te mando un saludo.
Etterna, gracias por visitarme, y que bueno que desperté bonitos recuerdos con Cantona. A mi me paso lo mismo al ir adentrandome a esta majestuosa ciudad prehispánica. Me llamá la atención que hayan buscado pinturas rupestres, ya que el guía en todo momento estuvo atento a que no tuvieramos ningún "accidente" con la vibora de cascabel, vimos una muerta, y yo pude escuchar-ver una que se alejaba al acercarme a tomar una foto sin darme cuenta a una flor del nopal.
Saludos.
Jaime, no sabes de los que te estás perdiendo, mis fotos no reflejan más que el 1% de la grandiosidad de esa ciudad, al caminar por la calle 1 o 2, la imaginación vuela y te hace obligadamente imaginarte como era la vida en el siglo IX o X en ella. No pierdas la oportunidad de visitarla, ya Etterna nos decía también como le había impresionado su visita.
Saludos.
Estimado Chucho: Me da gusto eo de los del gusto por las zonas arqueologicas. Como buen ciudadado del mundo, hay una gran variedad de lugares que deseo visitar y este se añade a mi largiima lista. Asi que para irla acortando te agradecer nos digas como llegar ya que no lo mencionas en t postal.
Gracias
Poly
PD. Por cierto, te recomiendo Chicomostoc en Zacatecas.
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